28 de mayo de 2010

¿Que es la mentira?

En esta ocasión les dejo  información de las investigaciones que estamos realizando. Ojala sea de su agrado espero comentarios.

La mentira desde diferentes enfoques se considera como un acto desagradable y denigrante de parte de quien miente, la mentira lleva a la falta de confianza y a etiquetar de otros atributos negativos al mentiroso. ¿Pero quién no ha mentido en alguna ocasión? ¿Es acaso la mentira algo inevitable en el ser humano? Quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra.

Pero que es mentir. Este artículo tiene como objetivo desde un enfoque psicológico dejar claro que es una mentira. Cuando una persona tiene la idea delirante de que es Hitler, no es un mentiroso, aunque lo que sostiene es falso, debido a su enfermedad mental. Una persona que miente sin saber que ha mentido, no es un mentiroso, solo que supiera que ha dado una información falsa se consideraría que ha mentido.

La diferencia entre un mentiroso y el que no miente radica en que el mentiroso sabe que va a mentir y tiene el control de decidir en no hacerlo. Paul Ekman (2009) dice el mentiroso puede ser una buena o una mala persona, puede contar con la simpatía de todos o resultar antipático y desagradable a todos. Pero lo importante es que la persona que miente está en condiciones de elegir entre mentir y decir la verdad, y conoce la diferencia, los mentirosos patológicos, que saben que están faltando a la verdad pero no pueden controlar su conducta, no cumplen con mis requisitos. Tampoco aquellos individuos que ni siquiera saben que están mintiendo, de los que a menudo se dice que son víctimas del autoengaño. Un mentiroso puede llegar a creer en su propia mentira con el correr del tiempo; en tal caso, dejaría de ser un mentiroso. Es importante recalcar que aquella persona que cree en su propia mentira como una verdad, minimizan los indicios que lo delataran.

Muy poco se sabe en las investigaciones si existe algún rasgo de personalidad que predomine a la hora de mentir. Para definir una mentira no sólo hay que tener en cuenta al mentiroso sino también a su destinatario, hay mentira cuando el destinatario de ella no ha pedido ser engañado, y cuando el que la dice no le ha dado ninguna notificación previa de su intención de mentir.

Existen dos formas fundamentales de mentir; ocultar y falsear.

El mentiroso que oculta retiene cierta información sin decir que haya faltado a la realidad por ejemplo: El hombre que es infiel a su esposa y es interrogado por ella para saber las actividades que realizó durante el día y éste le cuenta seleccionadamente cada una de las actividades que efectuó sin comentar que en cierto horario estuvo con otra mujer con la que fue infiel, ha recurrido al ocultamiento.

El mentiroso que falsea no solo retiene sino presenta información falsa como si fuera cierta. Volvamos al ejemplo anterior, si el esposo en vez de retener información (ocultar) hubiese decidido falsear toda la información y contado que durante el transcurso del día permaneció en su oficina trabajando y que no salió a ningún lugar, ha recurrido al falseamiento.

En ocasiones para que el engaño por parte del mentiroso tenga éxito recurre al ocultamiento y falseamiento.

Las investigaciones de Paul Ekman nos comenta que: cuando un mentiroso está en condiciones de escoger el modo de mentir, por lo general preferirá ocultar y no falsear. Esto tiene muchas ventajas. En primer lugar, suele ser más fácil: no hay nada que fraguar ni posibilidades de ser atrapado antes de haber terminado con el asunto.

También es posible que se prefiera el ocultamiento al falseamiento porque parece menos censurable. Es pasivo, no activo. Los mentirosos suelen sentirse menos culpables cuando ocultan que cuando falsean, aunque en ambos casos sus víctimas resulten igualmente perjudicadas.

Por otra parte, las mentiras por ocultamiento son mucho más fáciles de disimular una vez descubiertas. El mentiroso no se expone tanto y tiene muchas excusas a su alcance: su ignorancia del asunto, o su intención de revelarlo más adelante, o la memoria que le está fallando, etc., etc.

Hay mentiras que de entrada obligan al falseamiento, y para las cuales el ocultamiento a secas no bastará. El mentiroso que sabe que va hacer interrogado tiene la posibilidad de armar su estrategia, pero quien es interrogado de forma abrupta sin tener la posibilidad de prepararse, se enfrentara a una situación de presión que lo llevara a cometer errores. La persona que va en busca de un trabajo y falsea la información acerca de su experiencia laboral, tendrá que elaborar un plan y argumento que permite contestar el nombre de la empresa donde ha trabajo, el tiempo laborado, sus actividades, sus horarios, su sueldo, el motivo de su separación, nombre de su jefes y compañeros, etc. y otras preguntas inesperadas tendrán que ser contestadas de forma coherente, sino desea que lo descubran. En ocasiones la falta de congruencia de la información, el tartamudeo, las emociones, la sudoración, la contracción de las pupilas, la disminución de las ilustraciones con las manos, son indicios de que alguien nos está mintiendo. Pero estos indicios serán comentados en artículos posteriores.

Otras formas de mentir según Paul Ekman parecida consiste en decir la verdad de una manera retorcida, de tal modo que la víctima no la crea. O sea, decir la verdad... falsamente. O también recurriendo, a propósito, a la exageración.

Un ardid semejante al de decir falsamente una verdad es ocultarla a medias. Se dice la verdad, pero sólo de manera parcial. Una exposición insuficiente, o una que deja fuera el elemento decisivo, permiten al mentiroso preservar el engaño sin decir de hecho nada que falte a la verdad.

Otra técnica que permite al mentiroso evitar decir algo que falte a la verdad es la evasiva por inferencia incorrecta. Ésta se refiere a que el mentiroso evita a toda costa hablar del tema del cuál sabe que va a mentir.

La mentira es aquello que se oculta o falsea y no ha sido pedido por parte de la víctima del engaño y lo que no es mencionado puede o no perjudicarla. Todos en algún momento hemos experimentado la emoción de mentir, ¿la recuerdas? Recuerdas el miedo hacer atrapado, el sentimiento de culpa por mentir, si la víctima es alguien vinculada emocionalmente contigo, el deleite de embaucar a otro.

A la hora de mentir por muy hábil que sea el mentiroso, las emociones lo delataran. Pero, ¿Qué emociones experimenta quién miente?, ¿Cómo detectamos y distinguimos cada emoción en el mentiroso? ¿Pueden las emociones ser observadas a simple vista? ¿Hay personas con más habilidad que otras para detectar y distinguir, cuando alguien miente? ¿El que estudia psicología tiene más habilidad que cualquier otra persona a saber cuando alguien le miente?

Las investigaciones del Dr. Paul Ekman afirman que la mayoría de las personas no cuenta con la habilidad para detectar cuando alguien miente, por mucho que creamos que podamos tener facilidad en desenmascarar a un mentiroso, probablemente nuestro numero de aciertos no será mejor que diciéndolo al azar. Actualmente los estudiantes Roman Castillo Ruiz, Ana Laura Cupil Arias y William de la carrera de Psicología de la Universidad Popular de la Chontalpa con un servidor nos encontramos realizando un estudio cuantitativo que permita contestar la última pregunta del párrafo anterior y seguir aportando a favor o en contra de los resultados del Dr. Paul Ekman.

Por último quiero mencionarles algunos puntos por los cuales se cree no podemos detectar la mentira:

1.- No nos interesa saber quienes nos mienten, no nos interesa descubrir la mentira. Si supiésemos la cantidad de veces que nos mienten, incluso por parte de gente de confianza, nos alegraríamos por nuestra capacidad de ignorarla.

2.- Estamos condicionados hacer educados en nuestra relación con los demás y no apropiarnos de información que no se nos ha dado. Imagínense que llegamos a la escuela y le preguntamos al maestro ¿Cómo está hoy? y nos contestara que “muy bien” pero pudiésemos leer que en realidad acaba de pelearse con su mujer por que ha tenido un lio con la vecina, socialmente es más sencillo ignorarlo y seguir la corriente.

3.- Este tiene que ver con nuestra educación, el desarrollo de esta habilidad para desenmascarar no forma parte de nuestra educación. Ni nuestros padres se esfuerzan en agudizarla ni consta esta materia en el temario de nuestras escuelas.

4.- Muchas veces el “engañado” tiene tanto interés en creer la mentira, como el autor del engaño. Mi amor ¿me amas? Claro mi vida eres todo para mi, contesta la pareja, tanto si es cierto o falso.

5.- Es algo “darwinista” y tiene que ver con la evolución de la especie. Paul opina que no hemos desarrollado habilidades para reconocer mentiras ya que estas tuvieron muy poca relevancia en la evolución de la especie. En ese entorno ancestral había muy pocas oportunidades de mentir en temas de importancia. Se vivía sin privacidad y todo ocurría delante del resto de los miembros de la tribu o poblado. Además estas sociedades se caracterizaban por una total dependencia de los demás para cazar, defenderse, etc. Esto implica tener que colaborar constantemente y poder confiar en los demás. Una mentira descubierta podría haber significado el arrinconamiento o expulsión y una muerte segura. Un alto precio.

Muchas son las causas, razones o circunstancias que llevan a una persona a mentir. Todos hemos mentido en alguna ocasión, talvez es la mentira una parte asociada casi indispensable en nuestras relaciones con los demás.

Autor: Jesús Resendez.

Bibliografía:

Ekman, Paul. (2001). Como detectar mentiras: Una guía para utilizar en el trabajo, la política y la familia. España: Paidos.

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